Tener derecho a todo, y las obligaciones, ya si eso luego

Conocen sus derechos, pero ignoran sus obligaciones

Seguro que os habréis percatado de la presencia de algún “jeta de la vida” a vuestro alrededor, y que van en aumento a medida que pasan los años. Así las llamo yo a esas personas, que tienen la habilidad innata de llevar la ley del mínimo esfuerzo por bandera, pero que van haciendo alarde de todo lo contrario. Gente que conoce muy pero que muy bien sus derechos, pero que ignora totalmente sus obligaciones.

Como os decía, últimamente el tema va in crescendo, por lo menos en mi entorno profesional, que no personal, afortunadamente por ahora, y toquemos madera. Algun@s ya sabéis que soy maestra, y más concretamente trabajo en una escuela pública. Sí, funcionaria, perteneciente a esa gran mayoría que no sale nunca en la televisión cuando hablan en ella de todos en general, y no precisamente para bien. 

Pertenezco como digo, a una gran mayoría de funcionarios que pencan (oxímoron para algunos, que nos meten en el saco pequeño de los etiquetados), que pencamos mucho, y hacemos horas extra cada día si hace falta, trabajando fines de semana y durante las muchas vacaciones que dicen que tenemos. Parece que estamos obligados a justificar continuamente nuestro trabajo, igualito que en Finlandia vamos, que parece ser la cuna de la educación de calidad, o eso dicen, dónde el profesor está muy bien considerado y valorado, y esto sí es verdad.

A lo que iba. Digo todo esto, porque da la casualidad, y quiero pensar que lo es, que todos los “jetas de la vida” con los que me estoy cruzando últimamente son interinos o sustitutos, que pueden ser reclamados por el centro y quedarse más de un año, más de dos y más de tres, o no, aunque suele ser que sí, y más de tres frecuentemente en los últimos años. Se quedan precisamente, porque son unos espabilados de la vida y saben vender muy bien la moto, aunque hay cosas que hacen bien claro, no todo es vender, pero repito, tienen muchísimos recursos de marketing. 

Intento buscar explicación, y una puede ser que el hecho de cambiar tan a menudo de centro les curta, les espabile, pero en sentido negativo, y ahora me explico. No voy a concretar porque sería meterme en temas específicos de mi profesión, que seguramente no os interesan y necesitaría además varios posts para ello. 

Antes de meterme en un berenjenal, quiero dejar claro que jetas de la vida hay en muchos sitios, que también he conocido funcionarios jetas y que con el escrito de hoy no estoy diciendo que todos los interinos sean así, ni mucho menos, solamente da la casualidad que en los últimos 10 años de mi profesión he visto pasar bastantes, y ya digo, cada vez más. De hecho, amig@s que se dedican a profesiones muy distintas, me han contado de perfiles parecidos. Algunos están en calidad de sustituto, otros se encuentran en una situación laboral más estable, incluso se da el mismo perfil en aprendices. Así, que reitero de nuevo. Explico mi caso particular y con él, no tengo voluntad de generalizar en absoluto. 

El artículo de hoy no va de funcionarios versus interinos, sino de tratar un tema preocupante para mí, y creo que para la sociedad en general, a partir de la descripción de un perfil de persona, que últimamente se me atraganta.
¿Cómo es un "jeta de la vida"?

No importa que digas lo bien que haces tu trabajo y te vanaglories de él constantemente como si no tuvieras abuela, cuando realmente no es así. Cumples con tus obligaciones con un 5 pelado, y haces ver que eres de 10 no, lo siguiente, que eres la perfección absoluta y personificada. No importa que los demás se estén dejando el alma en la escuela, porque tú eres el rey, la reina, eres más guay que todos juntos y antes de la hora ya te vas a comer a tu casa, “admirable”. Eso sí, tú sabes de todo y yo de nada. 

Tú te crees con derecho a decirme todo lo que se te pase por la cabeza, cuando me equivoco, cuando no, pero ojo si yo te digo lo más mínimo, cuando te equivocas que, ¡arde Troya! Vendes la moto de una manera, otra vez admirable. A la mínima que alguien débil confía en ti, aprovechas y ¡zas! Y si es la directora, que se ciega con ideales novedosos pero de dudosa aplicación, difícil que se materialice con éxito a la práctica, mejor que mejor, ya tenemos jeta de la vida para años en el centro, prometiendo y prometiendo y no haciendo, qué importa lo que haga luego, lo vendido, vendido está. 

El respeto que tienes hacia los demás brilla por su ausencia y no tienes filtro ninguno, lo que piensas lo dices, sin analizar si igual estas diciendo una burrada, u ofendes de manera descomunal a un compañer@. Vamos, que de nuevo el respeto brilla por su ausencia, y si tienes que pisar a alguien para quedar tú el que más, lo haces sin miramientos. Eso sí, vas proclamando a los cuatro vientos que tienes muchos valores como persona. Lo que sí tienes es un espíritu de supervivencia que muchos querrían, admirable de nuevo. Supongo que con esto tenéis suficiente y ya tenéis identificado al sospechos@. Hay un gran etcétera detrás, pero por hoy creo que ya está bien.

¿A dónde quiero llegar? Si te has fijado, he dicho varias veces admirable. Realmente, se trata de personas muy seguras de si mismas (bueno esto es discutible, porque creo que en el fondo son muy insegur@s, que utilizan esa fachada o posado para disimular otras carencias), con un ego excesivamente alto a mi entender, pero que no deja de ser un ego potente y firme. Admirables en parte, en el sentido de ser gente con las ideas claras, decididos y consistentes, pero vamos a ver, ¡no a costa de saltarse toda la ética y pasársela por el forro! 

Aquí quería llegar. Estamos alcanzando una situación, hablando a nivel general y social, preocupante, y ahora ya me salgo de mi ejemplo. Hace ya unos años que se habla de crisis de valores. Algunos expertos comentan en sus artículos, que no se trata de una crisis sino de una transformación. Entonces, qué pena de transformación, añado yo. Afirman también los especialistas que, “a cada valor le corresponde un antivalor que produce el desorden ético, o entropía social, que causa la muerte de una cultura y/o civilización[1].

Creo sinceramente, que se avecinan tiempos difíciles, en los que parece que todo vale. El concepto de libertad individual se está pervirtiendo de tal manera, que pagaremos todos por ello, y cuando digo todos, digo TODOS.




[1] CELY G. S. J, Gilberto. Ética, Moral, Valores y Cultura.

Comentarios

  1. Jetas de la vida... de esos cada día por desgracia, nos encontramos más. Y en la profesión tan importante (que poco a poco empiezo a entender y a conocer) cómo es la de educar me da mucha impotencia.
    El otro día se lo comentaba a una vecina que es maestra y me contaba cada una... y le dije "¿ pero no es màs importante tu trabajo que estar con esas tonterias?" Estoy a años luz de saber de verdad como es trabajar en una escuela pero si te digo que cuando me toque si es que puedo, sé que voy a poner de mi parte para aprender y ayudar. Siempre me ha fastidiado la gente que encima de hacerlo mal van y tienen una flor en el trasero. Siempre perdemos los que no la tenemos y nos lo trabajamos y luchamos. Si cada día hay más es por que algo no estamos haciendo bien... un abrazo!

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  2. Hola guapísima! No quería dar visión negativa de mi profesión. Ya digo, esto que explico lo he hablado con personas de distintas profesiones y me comentan lo mismo. Al contrario, estoy muy agradecida de todo lo que me aporta mi trabajo tanto a nivel personal como profesional, de hecho estoy contentísima del equipo que formamos actualmente en el cole. Compartimos continuamente experiencias, cada vez trabajamos mas en equipo porque las nuevas metodologias lo requieren y lo mas importante creo yo, reconocemos y valoramos el trabajo del otro y me siento valorada por ellas, pero eso es a nivel general. Siempre hay alguien que mira mas individualmente y ultimamente se esta dando bastante. Pero que quede claro que esos algunos son los que me han hecho explotar y desfogarme aquí en mi blog. Muchas gracias por comentar y ya verás que la profesión de educadora te traerá experiencias muy positivas. Un abrazo!

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