Me expreso jugando, en el museo y en casa

La verdad es que, lo que os voy a contar hoy, empezamos a hacerlo mi pareja y yo cuando rondábamos ya los 30, y nuestros viajes por Europa eran frecuentes, porque aún no habíamos iniciado la aventura por otros andares más lejanos, sino otro gallo cantaría; éstos vinieron rápidamente después. 

El tema es que nos pasábamos muchos ratos dentro de museos de todo tipo. Con el tiempo, buscábamos algo más que sólo observar. Al principio de esta práctica sentí que no estaba respetando el mundo del arte ni la gente que por allí pasaba, pero todo en esta vida es depende desde el punto de vista que lo mires, y yo creo sinceramente ahora, que no hacíamos daño a nadie. 

La práctica era la siguiente: escultura que nos llamaba la atención por algo, escultura que copiaba. Mismos gestos, misma postura, misma expresión. Y cuando estaba todo idéntico, foto. Ya digo, sentía un poco de vergüenza las primeras veces, pero luego ya fue convirtiéndose en algo habitual y natural. Con los años me ha ido importando cada vez menos lo que piense la gente que no conozco.

Hoy os propongo una serie de actividades, que si vais con críos vais a estar potenciando toda la parte de expresión, y cómo no, de emociones. La primera actividad es la que os he comentado. Para que la entendáis mejor, os pondré un ejemplo con unas de las esculturas al aire libre que hemos visto por última vez en nuestro crucero por los fiordos, concretamente en la capital de Noruega, Oslo. Las esculturas a las que me refiero están en el Parque de Vigeland. Por último, os detallaré brevemente unas propuestas de juegos con música, dibujo y creatividad, que también os pueden dar unos ratos muy provechosos, sobretodo por lo que a expresión musical y plástica se refiere. Vamos al lío.

Gustav Vigeland (1869-1943), escultor noruego fue el encargado de crear el Parque de las Esculturas (1907-1942), posiblemente más famoso de toda Noruega. Fue el propio Ayuntamiento de Oslo quien se lo encargó. La mayor atracción del parque es el Monolito (“Monolitten”), que es un bloque único de granito que se alza sobre una plataforma octogonal escalonada, tiene 17 metros de altura, y está esculpido con 121 figuras humanas desnudas y entrelazadas. En foto, brutal. En vivo, espectacular, os lo aseguro. 

Pero las esculturas de las que os quiero hablar hoy son las situadas en el puente. Son de bronce y están inspiradas en acontecimientos de la vida cotidiana, evocando momentos como el nacimiento, la infancia, la adolescencia, el primer amor, la madurez, los hijos, la familia, la vejez y la muerte. Casi nada. 

Dile a tus hijos, si no es que sale antes de ellos que adquieran la misma postura y expresión que la siguiente escultura:

Se trata del “Sinnataggen”, niño enojado o enrabietado, una de las más famosas del parque. Captad la tensión, tanto en la expresión facial, como en la posición de los brazos o de sus puños. Después de hacerles la foto de rigor a tus hijos, podéis hablar de qué le pasa al niño, por qué creen que está así, qué puede haber pasado? También podéis continuar la actividad haciendo la post escena, es decir anima a tu hijo/a a que se coloque al lado como si fuera la mamá o el papá, cuál sería el gesto de ellos?

En la siguiente escultura, al igual que la anterior, dependiendo la edad del niño le puede llamar la atención el hecho de que estén representados desnudos, sin ropa. Podéis aprovechar para romper tabúes y hablar con toda la naturalidad del mundo del tema. Después de copiar a la niña del pelo largo, podéis hablar de libertad, felicidad, etc.

Luego están las esculturas que nos permiten jugar en pareja, como estas siguientes. La última, seguro que será muy divertida de representar. Ya me lo diréis...


Y ahora, me gustaría daros unas pinceladas de lo que son unas actividades bien simples de llevar a cabo y que para mí, aportan mucho más de lo que parece. 2 actividades envueltas de música y dibujo o pintura, para expresarse igualmente como antes, pero esta vez de una manera más libre y subjetiva, sin modelos que copiar.

  • Pintar o dibujar lo que escuchamos. Aquí hay que seleccionar la pieza musical muy bien previamente. Os sugiero que primero la escuchéis con vuestros hijos y en seguida habléis de lo que os sugiere la música, qué os imagináis, qué os hace sentir. Después lo plasmaremos en una obra plástica. Podéis usar el material que prefiráis, eso lo dejo a vuestra elección. Yo a mis alumnos les doy muchas opciones, para que ellos elijan las que le van mejor con su obra. Yo prefiero ir dibujando y pintando mientras escuchamos de nuevo la música. Es una actividad muy relajante.
  • Otra opción es iniciar un diálogo hablando de la naturaleza, por ejemplo. Pensar en paisajes y explicar que nos transmite cada elemento, por ejemplo una cascada, un río, unas montañas, unas ramas moviéndose por el viento, una ardilla subiendo por el tronco de un árbol, etc. Después dibujamos el paisaje en una cartulina blanca u hoja de papel. Y por último, le ponemos música a este paisaje. Si tenéis una flauta, piano, carillón, xilófono, armónica, … Por último, explican el porqué de la melodía o el ritmo en según que partes de su pieza musical, que seguro va relacionada con elementos de su dibujo anterior.

En estas últimas actividades podéis hacer diferentes variantes, adaptándolas a la edad y etapa madurativa de vuestros/as hijos/as.


Nada más por hoy. Preparando ya mi último post os dejo, que será especial no, lo siguiente. Por ser el último del año. Por ser dedicado a alguien muy especial para mí.

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