¿Qué esconde el dibujo infantil?



Esta vez vuelvo a tirar de curso, concretamente uno que hice hace un tiempo sobre el dibujo infantil como herramienta diagnóstica. Y es que los dibujos de nuestros peques esconden más de lo que imaginamos. 

En mi caso, en la escuela, hay casos y casos. Cada alumno es un mundo, eso está claro. Pero luego los hay que viven y aprenden junto a unas dificultades añadidas. Alumnos con rasgos psicóticos, autistas, TDAH o TDA (Trastorno Déficit de Atención con Hiperactividad o sin), Síndrome de Asperger, Altas Capacidades,… Pero estos precisamente suelen estar diagnosticados. Después nos encontramos alumnos que ves que algo pasa, algo les perturba, ya sea en el ámbito familiar o escolar, niños con comportamientos obsesivos, u otros demasiado retraídos. 

Conocemos lo que sucede en casa, que muchas veces no les ayuda, y otras tantas comentamos “suficientemente bien está la niña o el niño para lo que hay en su hogar”, por llamarlo de alguna manera. Dan lástima, la verdad. Porque sin comerlo ni beberlo se encuentran en una situación que no depende de ellos, pero les afecta en el día a día de manera dramática.

Hoy os voy a introducir en el dibujo H-T-P (house-tree-person), muy a modo general, ya que tengo previsto en próximos posts desarrollar de manera más concreta la interpretación de algunos ejemplos de dibujos, realizados por algunos de mis alumnos. Me gustaría que quedara claro, que cualquier hipótesis extraída del análisis de cada dibujo y/o de su posterior interrogación oral en base al mismo, tienen que ser contrastadas con otras fuentes de información, y no pueden utilizarse para el diagnóstico de psicopatologías si no están contextualizadas y contrastadas. No obstante, pueden combinarse con otras técnicas para profundizar en la comprensión de las presiones intrapersonales, interpersonales y ambientales del sujeto.

Durante más de 50 años, profesionales han utilizado la técnica del dibujo proyectivo Casa-Árbol-Persona para obtener información sobre la manera cómo un individuo se experimenta a él mismo, en relación a los otros y su entorno. Estos dibujos facilitan la proyección de elementos de la personalidad, en este caso del niño/a, permitiendo identificar-los para su posterior valoración. 

Así pues, en esta técnica se pide al sujeto que dibuje libremente una casa, un árbol y una persona. Pueden realizarse en días separados y éstos se pueden completar con dibujos adicionales que completarán el diagnóstico, como son: dibujar una persona del sexo opuesto al del dibujo realizado por el sujeto, una persona debajo de la lluvia, una familia, un dibujo libre, … depende de lo que nos interese analizar. 

Este primer paso de dibujar corresponde a una primera fase no verbal, creativa y muy poco estructurada. Se trata de una muestra inicial de la conducta del sujeto, que permite precisamente al evaluador valorar las reacciones del individuo ante una situación a priori espontanea, sin preparación previa, sin planificación. 

En cambio, la segunda fase es más ordenada y organizada, ya que la dirige expresamente el profesional. Se trata de un interrogatorio, previamente diseñado, que incluye una serie de preguntas sobre las asociaciones del sujeto con aspectos de cada uno de los dibujos. 

Después, aún pueden seguir dos fases más. Se repetirá si hace falta el dibujo, esta vez con colores, y posteriormente, el entrevistador hará preguntas de seguimiento sobre estos dibujos a color. Este tipo de dibujos proporcionan información que, una vez relacionada con otros instrumentos de valoración y de entrevista, puede revelar los conflictos y preocupaciones generales del niño/a, así como aspectos específicos del ambiente que son vividos como un problema. Incluso en un proceso de terapia, los dibujos proyectivos pueden reflejar cambios generales en el estado psicológico de la persona.

¿A qué población van dirigidas este tipo de pruebas?

A niños y adultos mayores de 8 años, aunque es posible pasarlas a partir de los 4-5 años, cuando se necesita una valoración de las dificultades de adaptación del individuo. La aplicación de estas pruebas suelen hacerse de manera individual, aunque es posible valorar también producciones realizadas en grupo.

¿Quién evalúa este tipo de pruebas?

Profesionales que han recibido el entrenamiento específico para poder pasar este tipo de pruebas proyectivas H-T-P, y tener experiencia supervisada con instrumentos clínicos de aplicación individual en niños y adultos.

¿Dónde y cuánto duran?

El lugar de aplicación de estas pruebas debe hacerse en un lugar tranquilo, en silencio y libre de distracciones. El sujeto debe sentarse en frente de una mesa, en una posición cómoda para dibujar. Dependiendo del número de fases, el proceso puede durar de 30 minutos a hora y media. Aunque no hay tiempo límite. Al menos el examinador nunca debe marcar tiempo límite.

¿Qué material se necesita?

Papel medida Din-A4. Se necesitan varios lápices del nº 2 (o más suaves) y goma. En el caso de que se pidan dibujos en color, facilitaremos un juego de colores de cómo mínimo 8: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, morado, marrón y negro. También necesitaremos un reloj o cronómetro, para medir tanto el tiempo de latencia inicial (tiempo que transcurre hasta que empieza a dibujar después de dar consigna) y el tiempo total del dibujo.

¿Cómo presentaremos la prueba?

El papel destinado al dibujo de la casa ha de presentarse horizontalmente, mientras que el del árbol y la persona, se hará en orientación vertical. El examinador ha de ver claramente la hoja de papel mientras el sujeto dibuja. Antes de empezar a dibujar, se le pide al niño/a que escoja un lápiz y después se le puede decir: “Quiero que hagas el dibujo de una casa. Puedes dibujar el tipo de casa que desees y hacerlo lo mejor que puedas. Puedes borrar tantas veces como quieras o necesites. Tómate también el tiempo que necesites para dibujarla. Es importante que te concentres”.

¿Qué podemos registrar mientras el niño/a dibuja?

- Latencia inicial: tiempo que transcurre entre que el examinador finaliza las instrucciones, se asegura que éste ha comprendido lo que debe hacer y el mismo empieza a dibujar.

- Orden de los detalles dibujados.

- Duración de las pausas y lo que dibuja específicamente después de cada una de ellas.

- Verbalizaciones espontaneas, emocionales o no y los detalles que está dibujando cuando esto ocurre.

- Tiempo total que tarda el sujeto en realizar el dibujo.

- Interrogatorio posterior

Una vez realizados los dibujos, es esencial darle al sujeto la oportunidad de definir, describir e interpretar cada uno de ellos, y expresar así pensamientos, ideas, sentimientos y recuerdos asociados. El objetivo del interrogatorio es conseguir una mayor comprensión del individuo, obteniendo tanta información como sea posible sobre el contenido y el contexto de cada uno de los dibujos. Como he dicho al principio de este post, en próximas entradas intentaré aplicar la técnica de la que os hablo hoy y daré pautas o una posible guía y ejemplo de interrogatorio/entrevista posterior al dibujo.


Como habéis podido comprobar, el post de hoy es muy general. La idea es completar esta entrada más adelante con otras tres, una para cada dibujo, correspondientes a la casa, el árbol y la persona. Por cuestión de organización, relacionada con mi horario lectivo escolar, realizaré la prueba a la vez a tres sujetos distintos. Cada uno hará un tipo de dibujo y posteriormente tendrá lugar el interrogatorio individual con cada uno de ellos. Intentaré traspasaros toda la información que me sea posible, pero siempre salvaguardando el anonimato de cada uno de los niños, por supuesto. 

Ya tenéis un adelanto de mis próximos posts. Espero que el de hoy os haya sido de utilidad, o al menos os haya servido para conocer las posibilidades a modo general de un dibujo infantil en concreto.

Comentarios

  1. Es un post interesantísimo y muy recomendable, Silvia 😉 No hay que perderse tampoco las siguientes partes para completarlo. Un abrazo!

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras Pilar!! Un abrazo!

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