Budismo y muerte


La verdad sea dicha, y de paso pongo sobre la mesa mi enorme ignorancia acerca del tema: había pensado que con el proceso de documentación para este post, encontraría el secreto mejor guardado del Budismo, y la solución a todos mis males. Nada más lejos de la realidad. Ya van varios intentos de sumergirme en las ideas budistas, pero no hay manera. Me cuesta mucho entender según qué conceptos. A menudo, para comprender, antes es necesario creer.Debe ser eso, que no me lo creo. 

Me refiero a temas clave como el renacer, la conciencia o el karma. Como digo, no estoy preparada para desarrollarlos en este post, así que la de hoy, va a ser una entrada muy reflexiva acerca de la muerte desde la perspectiva budista, pero sin entrar a fondo en aspectos muy concretos y difíciles para mi intelecto, como los anteriormente mencionados.

Como sabéis, llevo tiempo, he de reconocer, algo monotema. Esta es la última vez, por ahora, que os escribo sobre lo que es para nosotr@s el fin de los fines, la muerte. Necesitaba conocer cómo piensan aquellos que no la conciben como un fin o final, sino como algo transitorio. Así pues, me he documentado y esto que comparto ahora con vosotr@s es lo que he sacado en claro.

Quedaros con el “todo sucede” o “todo pasa”, que no: “todo acaba”. Según el Budismo, todo es un fluir constante y dinámico. Las personas, los momentos, los lugares, las cosas, las maneras de hacer,…, todo cambiaNo hay nada permanente, como muchos piensan o al menos, así viven su vida. De hecho, cada noche, cuando el día parece que llega a su fin, en realidad no es así. Es como si cada día muriéramos, y al siguiente volviéramos a renacer. 

Vivimos cambios constantemente, pero no reparamos en ellos. Nos aferramos al contenido, y no percibimos los procesos. A lo mejor, si fuéramos más conscientes de esos cambios, el otro cambio tan dramático llamado muerte, igual no lo vivíamos como tal, valga el oxímoron. Y aquí juega un papel importantísimo el tomar conciencia de uno mismo, la meditación y el manejo de nuestras propias emociones. Cuanto más estables nos sentimos, más profundamente aprendemos a ser.

¿Y toda esta teoría, cómo se traduce al tema que nos ocupa? ¿Cómo afrontar la muerte desde la vertiente budista? O mejor dicho, ¿cómo afrontar la vida? Porque en definitiva, donde seguro sabemos estamos vivos, en mente y cuerpo, es en la vida, ¿no es así? Tememos la muerte, porque tememos lo desconocido, pero de nada sirve angustiarse y vivir preocupado constantemente, pues así no se vive. 

Y, ¿qué entendemos por vivir? ¿Ser felices? En efecto. Esa ansia de perseguir la felicidad y escapar de ella día si día también, no va con el pensamiento oriental. Éste defiende que somos muy afortunados sólo por el hecho de haber nacido y de tener la oportunidad de vivir. Es por ello que debemos valorar la vida. Y para el budismo, no sólo es una gran oportunidad la vida, sino también la muerte. 

Todo lo creado es efímero. Todos moriremos, y morirán también nuestros seres queridos; eso es algo inevitable. Morir es una oportunidad de por fin ser libres, ya que no hay ataduras ni límites, ni de tipo físico ni mental. Aquí es fácil discrepar. 

¿Cuál creéis vosotr@s que es la mejor manera de vivir y de concebir la muerte, nuestra propia muerte? ¿Pensáis en ella como final o como cambio? ¿Alguna vez os habéis parado a reflexionar al igual que yo sobre el tema? ¿Habéis llegado a alguna conclusión? ¿De qué manera sobrelleváis las pérdidas más significativas, de vuestros seres queridos?

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