Rescato de mi último post, el sentimiento de tristeza que nos embarga, cuando alguien muy cercano a nosotr@s cuenta con pocos días de vida o desgraciadamente muere.
Aviso para los que repudian o prefieren evitar hablar del tema de la muerte: absteneros de leer esta entrada y las dos siguientes.
Personalmente, evité enfrentarme a la pérdida de un ser muy querido cuando rondaba yo los 14 años, en plena adolescencia, no acudiendo a su ceremonia ni entierro. Con los años me he ido autoculpando, quizás motivada por comentarios de otras personas también muy allegadas, y sintiéndome muy mal por no haber sido lo suficiente valiente para plantar cara a la muerte en ese momento, enfrentarme a la gran pérdida, en definitiva.
Es un tema, el de la muerte, que antes de tener a mi hija, hasta hace bien poco me ha amargado la existencia. Ahora os estoy hablando del miedo a mi propia muerte, a pensar que esto tan bonito llamado VIDA se acaba un día u otro.
Creo que quien más y quien menos ha sentido esta angustia alguna vez a lo largo de los años. Pensar que esto tiene un fin si o si, no me “machaca” tanto actualmente, por circunstancias de la vida, y de vida, nunca mejor dicho, de una circunstancia en concreto llamada HIJA. Pero no obstante, sigue intrigándome cómo podemos afrontar este tema de una manera más distendida y natural, no tan emocionalmente devastadora. Pero de esto, me gustaría hablaros en los siguientes dos posts.
En el de ahora me quiero centrar en cómo presentar o tratar el tema con los peques, sobretodo disponer de recursos para poder acompañarlos de la mejor manera posible, en caso de pérdida. Cómo ayudarlos a llevar de una manera menos difícil ese periodo de duelo, que debe pasar para poder pasar página, valga la redundancia, en la medida de lo posible.
Aviso para los que repudian o prefieren evitar hablar del tema de la muerte: absteneros de leer esta entrada y las dos siguientes.
Personalmente, evité enfrentarme a la pérdida de un ser muy querido cuando rondaba yo los 14 años, en plena adolescencia, no acudiendo a su ceremonia ni entierro. Con los años me he ido autoculpando, quizás motivada por comentarios de otras personas también muy allegadas, y sintiéndome muy mal por no haber sido lo suficiente valiente para plantar cara a la muerte en ese momento, enfrentarme a la gran pérdida, en definitiva.
Es un tema, el de la muerte, que antes de tener a mi hija, hasta hace bien poco me ha amargado la existencia. Ahora os estoy hablando del miedo a mi propia muerte, a pensar que esto tan bonito llamado VIDA se acaba un día u otro.
Creo que quien más y quien menos ha sentido esta angustia alguna vez a lo largo de los años. Pensar que esto tiene un fin si o si, no me “machaca” tanto actualmente, por circunstancias de la vida, y de vida, nunca mejor dicho, de una circunstancia en concreto llamada HIJA. Pero no obstante, sigue intrigándome cómo podemos afrontar este tema de una manera más distendida y natural, no tan emocionalmente devastadora. Pero de esto, me gustaría hablaros en los siguientes dos posts.
En el de ahora me quiero centrar en cómo presentar o tratar el tema con los peques, sobretodo disponer de recursos para poder acompañarlos de la mejor manera posible, en caso de pérdida. Cómo ayudarlos a llevar de una manera menos difícil ese periodo de duelo, que debe pasar para poder pasar página, valga la redundancia, en la medida de lo posible.
La idea inicial era, no sólo dar un paseo por los factores que más inciden en ese proceso de pérdida o duelo en el niño/a, sino también proporcionar recursos suficientes como para abordar el tema desde casa, con una mayor seguridad y tranquilidad. Pero esto último no va a ser posible. Y lo primero, a duras penas. No podré abarcarlo tampoco todo, ni siquiera casi todo en un solo artículo. Me ha sorprendido gratamente encontrar tanta información y recursos en la red acerca del tema. Eso hace que, afortunadamente pueda profundizar y ampliaros la información en entradas posteriores.
Por ahora, os cuento que en el aula, en mis 12 años dando clase, siempre aparece en cada curso el tema que nos ocupa hoy, y no sólo una vez, desgraciadamente. Recuerdo que, en varias ocasiones he acabado diciendo: todos nos moriremos un día u otro. Mucha gente, después de leer esto puede opinar que es una frase dura y que podría haber evitado. Pero yo le digo a todo esta gente que está equivocada. Así de rotunda, sí. Evidentemente, habrá que tener en cuenta la edad de los peques; en mi caso, eran de 8 años en adelante. Las niñas y los niños son mucho más reflexivos de lo que imaginan algunos adultos, y de lo que son muchos otros.
Los factores que van a hacer que el proceso de pérdida o duelo sea de una manera u otra son principalmente estos tres: el desarrollo emocional del peque, el componente cultural y por último, pero no por eso menos importante, el entorno familiar.(1)
El primero está claro: no es lo mismo un niño de 4 años, que de 10, que adolescente. El concepto de muerte es distinto también según la etapa madurativa, cognitiva y emocional en la que se encuentre el niño.
Por otro lado, el hecho de pertenecer a una cultura oriental por ejemplo, que tratan la muerte como algo intrínseco a la vida, y que incluso la celebran de manera positiva, será muy distinto del hecho de haber crecido en una sociedad occidental.
Y por último, la familia, que para mí es el factor más importante, ya que además ésta tiene una influencia directísima en el desarrollo emocional del niño, incluyendo aquí la ayuda parental en el modelo, control y gestión de emociones.
En este último aspecto me quedo. ¿De qué manera trata el tema de la muerte la familia delante del niño? El peque observa a los adultos en todo momento en un día normal, imaginaros cuando ocurren estas tristes noticias. No debemos, como papás y mamás esconder nuestras emociones y sentimientos delante de ellos en un suceso como este. Si expresamos, aunque sea mediante el lloro, los peques expresaran. Lo que queremos es que asimilen lo ocurrido, en la medida que les sea posible, cómodo y natural.
El primero está claro: no es lo mismo un niño de 4 años, que de 10, que adolescente. El concepto de muerte es distinto también según la etapa madurativa, cognitiva y emocional en la que se encuentre el niño.
Por otro lado, el hecho de pertenecer a una cultura oriental por ejemplo, que tratan la muerte como algo intrínseco a la vida, y que incluso la celebran de manera positiva, será muy distinto del hecho de haber crecido en una sociedad occidental.
Y por último, la familia, que para mí es el factor más importante, ya que además ésta tiene una influencia directísima en el desarrollo emocional del niño, incluyendo aquí la ayuda parental en el modelo, control y gestión de emociones.
En este último aspecto me quedo. ¿De qué manera trata el tema de la muerte la familia delante del niño? El peque observa a los adultos en todo momento en un día normal, imaginaros cuando ocurren estas tristes noticias. No debemos, como papás y mamás esconder nuestras emociones y sentimientos delante de ellos en un suceso como este. Si expresamos, aunque sea mediante el lloro, los peques expresaran. Lo que queremos es que asimilen lo ocurrido, en la medida que les sea posible, cómodo y natural.
¿Qué hay de las explicaciones que podemos dar los adultos ante la muerte de un ser querido? Todavía hay mucha gente que sigue diciendo “se ha ido al cielo” o “está en un sitio mejor”. Si nos ayudamos de este tipo de expresiones, entonces deberemos añadir otra para dejar claro que no volverá, ya que estas frases crean una serie de expectativas en el niño, que para nada ayudaran a superar la fase de duelo, porque siempre lo estarán esperando; así no pueden cerrar el tema.
Evidentemente, según la edad madurativa del peque, se le podrá explicar el concepto de muerte de una manera u otra, pero podéis ayudaros de las flores cuando mueren, por ejemplo. Explicarle que esa flor que ha muerto ya no volverá jamás a renacer, que nacerán otras, pero esa no. Sobretodo, decirles la verdad; que puedan cerrar herida.
Evidentemente, según la edad madurativa del peque, se le podrá explicar el concepto de muerte de una manera u otra, pero podéis ayudaros de las flores cuando mueren, por ejemplo. Explicarle que esa flor que ha muerto ya no volverá jamás a renacer, que nacerán otras, pero esa no. Sobretodo, decirles la verdad; que puedan cerrar herida.
Hay muchísimas otras cuestiones que me hubiera gustado abordar en este post acerca de este tema, pero ya os he comentado antes que me las guardo para más adelante.
Antes de acabar, me gustaría añadir el tweet de una amiga tweetera relacionado con todo esto. Rocío, @soyropita para los que la queráis seguir en Twitter como yo, me comentaba que el otro día justamente, su hijo Diego de 5 años le preguntó si le quedaba mucho para morirse, a ella. Mamá le contestó que, ¡por supuesto que si! Que aún quedaba muuuucho, y que cuando ocurriera, ella ya sería viejita viejita. Rocío aprovechó para preguntarle a su hijo, si le veía cara de viejita. Diego, muy astuto le contestó que no, que no tenía los mofletes para abajo. Una cosa está clara Rocío, y es que las cremas faciales te funcionan.
Antes de acabar, me gustaría añadir el tweet de una amiga tweetera relacionado con todo esto. Rocío, @soyropita para los que la queráis seguir en Twitter como yo, me comentaba que el otro día justamente, su hijo Diego de 5 años le preguntó si le quedaba mucho para morirse, a ella. Mamá le contestó que, ¡por supuesto que si! Que aún quedaba muuuucho, y que cuando ocurriera, ella ya sería viejita viejita. Rocío aprovechó para preguntarle a su hijo, si le veía cara de viejita. Diego, muy astuto le contestó que no, que no tenía los mofletes para abajo. Una cosa está clara Rocío, y es que las cremas faciales te funcionan.
En el próximo post, pérdida y duelo en los adultos…
(1) Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona.
(1) Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona.
Me gusta mucho leer cosas como estas para estar preparada, lo malo es que luego, cuando se me presenta la situación, me bloqueo y no me acuerdo de nada de lo que he leído 😒. Aún así, seguiré informándome que nunca está de más! Gracias!
ResponderEliminarMe encanta mi participación 😜😘
EliminarGracias a ti, Rocío. Me alegra que te haya gustado. Siempre nos pensamos que para lo mucho que leemos no estamos del todo preparadas cuando llega la hora de la verdad, pero todo es práctica y experiencia, lo que pasa que en este tema casi mejor no tener práctica... un abrazo!!!
Un tema trascendental Silvia, que hay que abordar con naturalidad y sin complejos. Como dices los peques son mucho más reflexivos de lo que muchose creen esperar de ellos y su capacidad para entender y afrontar una pérdida puede llegar a ser ejemplar.
ResponderEliminarUn post muy completo y muy necesario, tratas aspectos fundamentales y estoy encantada de que contribuyas a normalizar el tema del duelo en la infancia. Como siempre Silvia, un placer leerte.
Un beso grande
No es un tema fácil para nadie, y no ina a ser diferente para ellos los peques. Como bien dices, es positivo normalizarlo y sobretodo vivirlo de la manera más real posible, dándole el calor que tiene delante de los niños, ya que ellos se mostraran y acturan de acuerdo a como nosotros lo hagamos, no olvidemos que somos su espejo constante. Muchas gracias por tu comentario y por estar ahí siempre Bibiana! Un abrazo!
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