Dalí y su tiempo


Vaya, vaya, … De haberlo sabido antes, ya lo habría comentado hace tiempo, ¡y nunca mejor dicho, tiempo! No sabía que el cuadro que comparto hoy con vosotr@s, “La persistencia de la memoria”, o “Los relojes blandos” o “Los relojes derretidos”, esconde tanto simbolismo. 

1931, Dalí contaba con 28 años, admiraba a Freud y sus sueños; eso plasmó en esta pintura, un óleo en un lienzo de 24x33cm, sus sueños, como en muchos otros de sus cuadros. Este lo podéis encontrar en el MOMA de Nueva York

Salvo la forma derretida de los relojes, que me parece de lo más curiosa, y lo que da de sí para reflexionar el tema del tiempo, a niveles insospechados de filosofadas de la vida, la verdad es que no es una obra que me atraiga demasiado por nada más. Los colores no me gustan especialmente, tampoco el paisaje, que si es el Cap de Creus como dicen o la playa de Cadaqués, bien fea salía en los sueños de Salvador Dalí, en su inconsciente, con lo preciosa que es toda esa zona. 

Pero el paso del tiempo me fascina. Rectifico. El tiempo, intangible pero poderoso, me fascina. El tiempo ayuda a olvidar, todo lo esconde o todo lo cura. Pero también nos empuja a envejecer. Por suerte, nos hace vivir cosas maravillosas y nos hace conocer gente que deja huella en nosostr@s. ¡Ay, el tiempo!, tan amigo y tan cruel… 

Vayamos al cuadro, al menos por unos instantes. Luego volveré a mis reflexiones, por supuesto. La división horizontal en dos partes es evidente, marcada por el límite de la arena de lo que parece ser una playa. Se dice que el paisaje corresponde a la costa, concretamente a Cadaqués, provincia de Girona. Por lo tanto, por un lado, en la parte superior tenemos el cielo que se funde con el azul del mar, y a la derecha las rocas que se reflejan en este mismo. Y por otro lado, tenemos la parte más oscura y mustia del cuadro. Es en esta parte que me centraré ahora. 

Aquí podemos observar cuatro relojes: tres derretidos y uno rígido, del revés o boca abajo, y para más inri invadido por hormigas, símbolo de decadencia. Si os fijáis, los tres relojes maleables marcan siempre las 6 o alrededor de las 6, 5 minutos arriba, 5 abajo. ¿Qué debía pasar alrededor de esa hora en la vida de Dalí? Es algo que me intriga, la verdad. ¿Por qué esa hora? ¿Alguien por esta sala que lo sepa? Tu respuesta, bienvenida será. 

Debajo de uno de los relojes hay una especie de figura inerte de color más claro. Si afináis la vista, se aprecia de perfil un gran ojo, con sus pestañas, la ceja, una nariz, como si asomara un bigote, … Sí, amig@s, se dice que pudiera ser el mismo Dalí (auto-retrato, surrealista, claro). Y me queda citar una rama que aparece completamente seca, de la que cuelga otro de los relojes, blando como el queso Camembert; otra supuesta inspiración del pintor para la gran obra, pero como digo, supuesta y puesta en duda en numerosas ocasiones por expert@s.

¿Qué es el tiempo? 

Para ti una cosa, para mí otra, para ellos otra muy distinta. Así es el tiempo, relativo. Lo que está claro es que tiene un poder enooooorme. Ya os hablé de ello en el post titulado "Regalar tiempo"

A mí, personalmente esta pintura me hace pensar en que “el tiempo se escurre”, pasa rápido, todo termina, pero gracias a la memoria puedo acordarme de ese paisaje, de esa persona, de esos momentos. Se dice que esta obra tiene muchos significados, incluso de tipo placentero o sexual, pero no voy a entrar en ellos ahora. Me quiero centrar en el concepto tiempo solamente. 

Dalí acertó de pleno en tratar este tema, pues era una gran preocupación el binomio espacio-tiempo en la sociedad del sigo XX. Además, es conocida la admiración del pintor por Einstein y su teoría de la relatividad; tampoco es mi cometido hoy. La de hoy podría ser, como él llamaba, una fotografía de sueño más, pintada a mano; pero no, no era una más. Los sueños... Freud, al que no le gustaban los pintores del Surrealismo, excepto Dalí. Como he dicho anteriormente, la admiración era mutua. ¡Qué sueño tan extraño, pero a la vez tan real! 

El paso del tiempo lo ha secado todo. Un paisaje de costa precioso, porque lo es en la realidad, y sino os invito a comprobarlo, que se ha convertido en un desierto, casi sin vida. La poca vida la da el perfecto soñador del suelo, o las hormigas que pasean por un reloj de bolsillo girado, o la mosca en el reloj blando de al lado. Pero no nos engañemos. Dalí no tenía simpatía por los insectos, no podía con ellos, y por supuesto el significado de los mismos se acerca a la muerte.

¡El tiempo es tan abstracto! ¿Tiempo es vida? ¿Tiempo es muerte? La respuesta variará dependiendo un poco como el caso de la gente que ve el vaso vacío o medio lleno. 

Para mí, el tiempo es oportunidad, ilusión y felicidad. El tiempo me da la opción de perseguir mis sueños, de estar con los que más quiero, de pensarme a mí misma, de reinventarme. 

Esta pintura me encanta por sus toques “surrealistas”, nunca mejor dicho, pero no la entiendo con el mismo significado que dicen quería transmitir el pintor; y si verdaderamente es así, no lo comparto, en absoluto. 

Es evidente que el tiempo hace que nuestras células envejezcan, pero yo quizá, hubiera pintado relojes derritiéndose también, pero en un fondo lleno de vida. ¡Llamadme contradicción!

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