Altruismo, modus vivendi

¿Qué es lo que nos lleva a ayudar de manera desinteresada al prójimo? 

El altruismo podría considerarse un modo especial de vivir en algunas personas, ¿no creéis? En el post de hoy, voy a intentar reflexionar sobre situaciones relacionadas con el tema, sobre gente necesitada, pero también desagradecida, sobre alguna actividad no remunerada de voluntaria, que realicé en mi juventud más temprana pero ahora no, me cuestiono por qué ahora no, sobre los ricos que deciden dar un giro a su vida y convertirse por un tiempo en buenos samaritanos, … y otras muchas cuestiones que espero me ayudéis a pensar.

El antónimo de altruista sería egoísta, ¿no? Pero hoy los defensores del yo, yo y yo, no me interesan. En cambio, a los que abanderan la primera cualidad, y muchas veces sin ansias de hacerse notar, les satisface enormemente satisfacer al otro, valga la redundancia. ¿Por qué? 

La única vez, creo recordar, igual han sido más veces pero mi memoria ya sabéis que no es mi fuerte, que participé como voluntaria durante un fin de semana en un campus infantil – juvenil de baloncesto. Era la encargada junto a muchos más voluntarios de montar las actividades en la calle, en ese caso fueron en el recinto exterior que rodea el Estadi Olímpic y Palau Sant Jordi en Barcelona. Yo tendría casi 18 años, o igual ya cumplidos, de nuevo mi memoria… El caso es que lo recuerdo como algo, no inolvidable, pero sí muy bonito: ayudar me llena. 

De no haber sido maestra, creo firmemente que hubiera sido monja (de hecho mi abuela estuvo a punto de ponerse el hábito, no vaya ser genético jejeje, siempre me contaba ese "y si", pero entonces yo no estaría aquí…) o igual me hubiera quedado en misionera, o algo por el estilo. 

Lo que os vengo a decir es que hay algo dentro de mí que me empuja a ayudar desinteresadamente a los demás, evidentemente si "esos demás" luego no agradecen o encima “joden”, hablando en plata, pues como que tontos no somos, ¿no? ¿Cómo justifico entonces que ahora no lleve a cabo mi manera de pensar? Por esto último que os he dicho, más desconfianza generalizada en la gente en general, y porque pienso que el estilo de vida que llevo actualmente no me lo permite, o al menos yo no sé encontrar el momento ni la manera.


Eso, por lo que a mí se refiere. Debe venir de familia porque a mi padre, (recuerdos que tengo de pequeñita), en ocasiones lo he visto ofrecer comida a gente necesitada por la calle. Mientras unos se la rechazaban diciendo que querían dinero, no comida (de ahí que os hablaba antes de los desagradecidos, incuso a mi abuela, un chico que le pidió dinero, al darle, él dijo que vaya miseria lo que le acababa de dar), otros lo aprovechaban, como aquel que cada Navidad recibía en el mismo semáforo un lote navideño completo en su caja, enorme por cierto. 

¿Por qué hacía ese tipo de cosas mi padre? ¿Para sentirse bien él, siendo útil para alguien necesitado de su ayuda? ¿Para hacer sentir bien a aquel hombre, simplemente? ¿Para ambas cosas?

¿Qué hay de los que viajan lejos para ayudar en proyectos de cooperación? ¿Qué hay de los que lo hacen de verdad y se quedan ahí de por vida porque sienten que es su llamada, su destino? ¿Qué hay de los que van casi de turismo y de paso ven el panorama y dicen que se han tomado año sabático para se mejor persona? ¿Remordimiento de conciencia? ¿Egoísmo encubierto? ¿Altruismo escenificado? ¡Ay, qué fea la vida cuando piensas mal! No lo he podido evitar, lo siento.

Sea como sea, porque actos altruistas hay de muchos tipos, hasta los llamados recíprocos, ya que esperas que haya una respuesta de alguna manera u otra en un futuro, por parte del ayudado hacia ti; el caso es que es cierto que, ¡haberlos haylos! Me refiero a los altruistas genuinos, totalmente desinteresados, nacidos para ayudar y nada más, sin nada a cambio. 

Un aplauso para todos aquell@s que hacen del altruismo su modus vivendi, y en definitiva su felicidad y la de los demás; al revés, la de los demás y después la de ell@s. 

Gracias por ser tan generos@s.

Comentarios

  1. Hola Silvia! Una reflexión muy bonita la que haces, porque yo también creo que ayudar a los que lo necesitan te hace ser más feliz. En mi opinión se altruista responde a una necesidad personal de ser fiel a tus valores y principios de justicia, igualdad, equidad, responsabilidad social y comunitaria. Las personas con empatía y como yo lo llamo; sensibilina social ; se ven empujadas a ser coherentes con sus convicciones y ello les lleva a ayudar por ayudar.
    Es verdad que siempre habrá desagradecidos o personas que realmente no buscan ayuda sino aprovecharse de las buenas intenciones de las personas altruistas, pero son un " mal" menor en comparación con todo el bien que hace un altruista.
    Un post magnífico , como siempre!
    Un abrazo

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    1. Qué buen comentario Bibiana! Si ayudas desinteresadamente te sientes útil, y eso, el sentirse realizado nos llena, y nos satisface, nos hace ser felices. "Sensibilina social", me ha gustado. Muchas gracias por estar ahí! Un abrazo!

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