Por mi culpa, por mi gran culpa


¿Qué mamá no se ha sentido culpable alguna vez a lo largo de su maternidad? Yo sí, muchas veces, ¿y tú? Hoy, Patricia, a la que agradezco enormemente haber aceptado mi propuesta de colaboración en el blog, nos cuenta desde su experiencia, cómo ha sabido manejar este sentimiento de culpa. Cuando me propuso el tema me pareció maravilloso, la verdad y muy interesante, ya que no sólo creo que nos podemos sentir muy identificadas con ella, sino que abre la puerta a una nueva mirada, una nueva vida, sin tener en cuenta aquell@s que nos señalan continuamente. 

Antes de pasaros con ella, deciros que Patricia lleva un blog hace tiempo en el que nos habla habitualmente no sólo de maternidad, sino también de cocina, opinión, recomendaciones, entrevistas, peques, ... La podéis encontrar aquí, en su blog, y en Twitter @Mami_Rec_Cuenta, entre otras redes sociales. 

Sin más dilaciones, os dejo ya con Patricia. 

¡Disfrutadla!


POR MI CULPA, POR MI GRAN CULPA

Recuerdo que cuando era pequeña, mi abuela me obligaba a ir a misa, todos los domingos, mientras estaba con ella. Una de las oraciones que siempre se hacía era la de la culpa y yo me preguntaba... la culpa, si eres una buena persona, haces tu vida, no te metes con nadie,.... ¿por qué tendrías que tener culpa?

PUES SÍ! Aunque seas una buena persona, aunque lleves tu vida sin meterte en la del resto y haciéndolo lo mejor que sabes, llega un momento en que la culpa aparece.

En mi caso fue con la maternidad y, con el tiempo, he visto que no soy la única persona que vive con esta culpa. Y es que a veces, por culpa de ella, no nos damos cuenta lo bien que lo estamos haciendo.

Desde que nos quedamos embarazadas tenemos que aguantar todo tipo de comentarios y de gente que se mete en nuestra vida. Parece ser que en el momento en que te quedas embarazada, todo, TODO, lo harás mal. Sinceramente, yo no necesito a nadie para sentirme culpable, pero encima que te recuerden cosas que no te gusten...

A ver... si decides trabajar. Eres mala madre por no quedarte con el bebé. Si decides quedarte en casa, eres una mujer sin aspiraciones en la vida y el bebé se va a enmadrar por no llevarlo a la guardería. Si decides dar el biberón, eres la peor madre del mundo por no intentar darle el pecho. Si se lo das, ... Y así podríamos seguir hasta el fin de los días.

La culpa la tenemos, nosotras como madres lo sabemos. Sabemos lo que estamos haciendo y aunque lo hacemos lo mejor que podemos, no nos ayudan estos comentarios. Ya nos sentimos mal, incluso antes de la maternidad: por no tener la talla correcta, por comer lo que no debemos, por ser elegantes, o inteligentes, o incluso creativas. 

Cuando tenemos un bebé, esa culpa cambia y se centra solo en su bienestar, en nuestro trabajo como madre. Porque educar es una tarea difícil y si nos han educado de una manera que no nos ha gustado, no queremos cometer esos errores y aunque, seguramente nuestros padres lo hicieron lo mejor que supieron, con las herramientas que tenían, nosotros debemos crear las nuestras para no sentirnos así de mal. 

Hoy en día, en esta sociedad a la que pertenecemos, las mujeres debemos estar siempre al pie del cañón, no nos podemos bajar, no podemos tener un mal día, no podemos hacer nada más que seguir. ¿Es eso normal? Se nos exige cada día más y ahí estamos respondiendo. Y con la maternidad pasa lo mismo, por ser madre, tenemos que ser perfectas, hacerlo todo por y para nuestros hijos, se supone que tenemos que ¿abandonarnos?

Muchas veces, esa culpa viene alimentada por un sentimiento de soledad. La soledad que tenemos durante, por ejemplo, el puerperio. Soledad emocional, soledad logística, soledad al fin y al cabo. Muchas de nosotras no contamos con una red de apoyo que nos permita estar 10 minutos con nosotras mismas.

Yo durante el puerperio lo pasé realmente mal. Desde que salí del hospital me pasaba los días sola, porque mi marido trabajaba. Mis padres también. Parecía que la vida se había parado en ese momento y yo estaba sola con mi bebé. Un bebé que le costó adaptarse, un bebé que casi no dormía, un bebé que hizo que me sintiera mal conmigo misma. Poco a poco ese malestar se tornó en culpa. El primer día de trabajo, la dejé con su abuela y me fui feliz a trabajar. Sí, me fui feliz, por volver a tener tiempo para mí, por volver a estar sin el bebé encima 24 horas y entonces la vi, la sentí, la culpa por hacer algo que no fuera ser madre.

Después el bebé crece y te sientes culpable por otras razones. Por ejemplo: me siento culpable cuando en un mal día le chillo a mi hija, porque pierdo la paciencia. Me siento culpable, cuando por las mañanas salgo de casa y se queda llorando porque quiere quedarse jugando con mami. Me siento culpable cuando decido tener un momento para mí misma y me voy de cena con un par de amigas. Me siento culpable porque pienso que no soy la mejor madre que podría ser..., o sí?

Porque... no me siento culpable. ME SENTÍA CULPABLE. 

Decidí hace unos meses que la culpabilidad iba a desaparecer. Mi hija es feliz, mi matrimonio va viento en popa y mi trabajo me encanta. Es verdad que quedo con mis amigas, pero un día Carlota se viene conmigo y otras  veces se queda en casa con su padre. Y no por eso soy peor madre.
Sí, es verdad que chillo a mi hija, porque nadie es perfecto, pero sinceramente, también creo que hay momentos y momentos, y no es bueno chillarles, pero pidiendo perdón y diciéndole por qué le has chillado, no tiene por qué pasar de ahí. 

Si os sentís así, dejadlo. No ganáis nada, sólo malestar y no vivir la vida que os apetece. Pensadlo y veréis que no somos peores madres por las decisiones que tomamos. Nosotras, las madres, también tenemos que vivir, también debemos tener una vida, y no sólo como madre, sino como mujer y el que no lo entienda, que se vaya. 

Comentarios

  1. De nuevo, coincido al 100%
    A mí se me cayó toda la seguridad en cuanto nació mi hijo. La soledad, las dudas de si lo estaré haciendo bien, el sentirte culpable cuando el niño llora y no puedes, o no sabes, consolarlo. Cuando te ves desbordada, saturada, con ganas de llorar, de gritar. Poca gente habla de esos sentimientos, lo que te hace sentir aún peor madre. Y, como dices, pasa el tiempo. Y te vas organizando, porque delegar no es malo. Porque las críticas de otras madres te las empiezas a pasar por el arco del triunfo (que también es de traca que entre nosotras compitamos, en lugar de apoyarnos).
    Maravillosa tu reflexión. Como siempre.
    Un abrazo enorme y ojalá sirva de algo expresar nuestros sentimientos abiertamente. Dejemos de mitificar la maternidad. No es perfecta. Como tampoco lo somos nosotras.

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  2. Y a ti, Silvia, gracias por divulgar este tipo de reflexiones tan, tan necesarias. De verdad.
    Besotes!

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    1. Gracias a ti Virginia, por estar siempre ahí, como ahora, aportando tu experiencia y opinión al respecto. La verdad es que cuando Patricia me propuso el tema me pareció muy acertado, ya que es un sentimiento que está ahí, no se puede obviar, pero tampoco atormentarse con él. Un abrazo wapetona!!!

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  3. Totalmente de acuerdo, para mi desde el mismo momento que me enteré que iba a ser madre me invadió la felicidad, pero con ella también la preocupación constante y la culpabilidad. Y ninguna de las 3 cosas me ha abandonado hasta ahora

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    1. Así es, son emociones, estados, instrínsecos a la propia maternidad. Ser mamá implica tantas cosas, pero a estas quizás más negativas debemos sacarles provecho, porque también nos ayudan a evolucionar, y pienso que el enfoque final que da Patricia en su escrito es fantástico. Gracias por comentar preciosa!!

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  4. Estupenda reflexión, Patricia. Has descrito lo que prácticamente el total de las madres sienten y padecen ; cada una a su manera claro ; pero la esencia es la misma. La culpa en la maternidad es nuestra compañera, nos guste o no estará alguna vez con nosotras. Para mí , lo importante no es dejar de sentirla porque creo que no es posible ( cuando te equivocas y haces daño es normal y sano sentirla) sino reconducirla y aprender de ella. La culpa te hace mejorar y afrontar retos, y eso es fabuloso.
    La culpa que intentan proyectar otras personas, esa es la tóxica, la que tenemos que repeler por todos los medios.

    Patricia y Silvia, enhorabuena por poner sobre la mesa este trascendental tema.
    Un abrazo muy fuerte chicas!

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    1. Muchas gracias Bibiana!!! Corroboro lo que comentas: la culpa es nuestra compañera en esto llamado maternidad, es necesaria y debemos saber llevarla. Eres un sol preciosa, aportas muchísimo con tus comentarios, un abrazo fuerte fuerte!!!

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  5. Qué buena reflexión, aún añadiría con el paso de los años , cómo es mi caso, sigue la culpa , piensas en que podrías haber cambiado alguna situación, que por el trabajo y la casa fuiste a mil por hora y tus hijos contigo, que no pudiste comprarles o llevarles a algún sitio por no tener suficiente...y aunque ellos ya mayores te digan que todo está bien ...una no deja de sentir culpa por no haberlo hecho mejor .
    Hay un momento que comprendes perfectamente a tus padres y sabes que lo hicieron lo mejor que pudieron y que además todo cambia lo que antes era criar un hijo , por ejemplo, dejándole llorar en la cuna , para no "viciarle" a los brazos ahora es todo lo contrario y todos opininan y no sabes que hacer...
    El maravilloso mundo de ser madre que no acaba en la vida.

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    1. Qué buena tu opinión, desde otro punto de vista, el del paso del tiempo, con más experiencia y más perspectiva. Esta claro, que culpables siempre podemos sentirnos, sobretodo con el tan pesado "y si...", "y si...", pero no hay razón para sentirse siempre así, debemos mirar lo positivo, y como tú dices, lo que tus hijos te comentan. Es por eso que creo que el final de post de Patricia es muy muy acertado, hay que ver las cosas de otra manera. Muchísimas gracias por comentar Maria! Un abrazo!

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    2. Gracias por leerme.
      Abrazos

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    3. Gracias a ti Maria Flor por leerme y comentar, eres bienvenida siempre que te apetezca! Un abrazo!

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