¿Sabemos practicar la sororidad?


Hoy Pilar no os dejará indiferentes, como suele suceder en su blog El truco de mamá, dónde escribe sobre cosas de niños, familia, trabajo, viajes, ocio, hogar, conciliación familiar, entre otros temas. No dudéis en pasaros, si es que aún no lo habéis hecho. 

@eltrucodemama, como la llamaba antes, la descubrí ya hace unos cuantos meses, y es de ese tipo de personas que marcan la diferencia, que dejan huella. No tengo el gusto aún de conocerla en persona, pero hemos conectado tan bien, que me atrevo a decir de ella que es una mujer extraordinaria, cercana y cariñosa, siempre dispuesta a ayudar, y cargadita de energía positiva y buen rollo. Estoy contentísima de haberme tropezado con ella y poder disfrutar hoy de su primera, y espero que no última colaboración en EmocionArte.

No me quiero extender, pues hoy el protagonismo es para Pilar y su post: ¿Sabemos practicar la sororidad? Espero que os guste, que saquéis provecho de su reflexión y comentad, que Pilar o yo misma os contestaremos encantadas.

Os dejo con Pilar

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En primer lugar, quiero agradecer a Silvia su buena disposición para abrir las puertas de su espacio web a mi aportación y reflexión. A Silvia y su maravilloso blog la conocí a través de este mundo virtual que son las redes e internet. Desde un principio me gustó de ella su forma de escribir y emocionar a través de sus palabras. Sus post siempre conmueven, están llenos de ternura, de esa que llega hasta el mismísimo corazón.

Más tarde y con el tiempo, tuve el placer de ir descubriendo a la persona que se escondía detrás de esos textos. Y todavía se estrecharon más aún si cabe los lazos que nos unían: su amor por la educación, su dedicación a los más pequeños, ... pero también su amor por el arte, por la literatura y sus preocupaciones en cuanto a la maternidad, que tanto nos unen en nuestro, muchas veces, complicado camino de la crianza. Y sobre todo, su cercanía y su apoyo incondicional, tan necesarios y tan complicados de encontrar.

Así que, le planteé hablar sobre este tema y ella enseguida me dijo que le parecía genial. Y es que ambas creemos que es un tema vigente e imprescindible en estos tiempos. Gracias, de nuevo, Silvia, por esta oportunidad de colaboración contigo.



¿Sabemos practicar la sororidad?

La sororidad, una palabra hermosa, ¿no creéis? Una palabra con la que se te llena la boca, llena de ritmo y entonación. Si fuera una nota musical, sería indudablemente redonda. Pero, ¿sabemos lo que significa? Está relacionada directamente con la solidaridad entre mujeres. Fraternidad y hermandad. Solidaridad y empatía. Grandes palabras, conceptos tan inmensos, que a veces parecen inabarcables...

Si investigamos un poco, veremos que ya don Miguel de Unamuno se percató del vacío que dejaba la palabra “fraternal” (que viene del latín frater = hermano).

“[..] ¿Fraternal? No: habría que inventar otra palabra que no hay en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, hermano, y Antígona era soror, hermana. Y convendría acaso hablar de sororidad y de sororal, de hermandad femenina.”

Y realmente da qué pensar, el que ya por aquel entonces (año 1921) fuera necesario hacer hincapié en ello.

Las mujeres deberíamos estar unidas, puesto que tenemos muchas cosas en común. Idénticos temores, las mismas esperanzas, la lucha por las desigualdades que acontecen en un momento dado... La sororidad implica todo esto y más: apoyo y comprensión pero (y aquí viene lo difícil del tema) entre nosotras mismas. ¿Por qué somos las propias mujeres las que muchas veces intentamos ponernos la zancadilla?


Sororidad no significa dar por bueno todo lo que otra mujer diga o haga, de forma estática, sin reflexión ni criterio. Pero sí implica respeto y ausencia de menosprecio. Y conlleva la tan ansiada libertad. Al fraternizar con otras mujeres, debemos aprender a empatizar con ellas. Esto nos hará comprender la complejidad de sus sentimientos y emociones. Oír a otra persona no quiere decir escucharle, profundizar en lo que de verdad siente en ese momento. Es muy fácil juzgar un acto ajeno, sin tener en cuenta las vivencias, experiencias y circunstancias que han podido llevar a que esa otra persona actuara así, de ese modo.

¿Acaso lo que cada una de nosotras pensamos es la auténtica realidad, la verdad más absoluta? No creo que seamos quién para pensar que nuestra forma de proceder sea mejor que la de nadie. Así que, si no existe sororidad entre mujeres suele deberse a este tipo de factores: diferencia de opiniones, malinterpretaciones de la forma de proceder de cada una, envidias, rencillas o disputas... En muchas ocasiones son nimiedades, que con comprensión y diálogo podrían evitarse.


Practicar la empatía nos ayuda a ampliar nuestros conocimientos y con ello a enriquecer nuestro mundo con nuevas perspectivas y puntos de vista. Es probable que de este modo descubramos que nuestras ideas y pensamientos en realidad no estaban tan alejados de los de la otra persona. Además, es una de las bases para construir relaciones sólidas y enriquecedoras.

Para ello, como digo, es necesario ponerse en el lugar de las demás mujeres. Pero no sólo eso, sino también saber escuchar, mostrar comprensión, prestar ayuda (sobre todo emocional) cuando es necesario. Pero nunca a través de críticas crueles y dañinas, sino de consejos bienintencionados y constructivos. Mostrando cercanía e interés, hablando y dialogando, se puede aprender mucho. Cada mujer tiene la capacidad de aportar sus propios conocimientos y eso puede beneficiarnos a todas.


En lo que a la maternidad se refiere, por ejemplo, las mujeres podemos ayudarnos mucho entre nosotras. Compartir vivencias, experiencias... Está claro que cada una lo vivirá a su manera, pero creo que es importante el sentimiento de pertenencia. En muchas ocasiones escuchamos la palabra “tribu” y es un modo de representar la unión y la fortaleza. La idea de sentirse protegido, acogido y comprendido.

Cuando una misma tiene dudas, o necesita ayuda, o se desorienta, y hay allí una mano tendida que le apoya, que no le juzga. Que le escucha. Cada una de nosotras vive la maternidad y la crianza de un modo diferente. Y ninguno de ellos es el mejor, todas intentamos hacerlo lo mejor posible, de eso no cabe duda.

Intentemos todas practicar la sororidad, ¿es tan difícil? 
¿Por qué no sabemos calzarnos los zapatos de las demás?

En tantas ocasiones he visto criticar, relegar a un segundo plano, incluso menospreciarse las unas a las otras... a veces por el simple hecho de ser mujeres también. En la infancia, en el trabajo, en los medios... Sí, aunque parezca increíble, nos juzgamos más duramente entre nosotras. Lo que hacemos, lo que decimos, cómo nos vestimos, cómo nos comportamos...

Manteniendo antiguos estereotipos y, peor todavía si cabe, reforzándolos. ¡Incluso más todavía si entra en juego alguien del sexo opuesto! ¿Es que pensamos que menoscabándonos entre mujeres, encontraremos mayores privilegios?


Es ese nivel de competencia, quizás, demasiado arraigado en nosotras, el que nos impide ver el valor de nuestra alianza. Íntimamente relacionado con la igualdad de género, pero no sólo propiedad de las mujeres que se definen como feministas. Un concepto que trasciende culturas y creencias. Porque pensad: ¿qué sería de nuestra historia sin el aliento y el apoyo de otras mujeres? No somos rivales, aprendamos a acercarnos y tendernos lazos.

Si las mujeres compartimos muchos de nuestros ideales, deberíamos colaborar para intentar alcanzar nuestros objetivos en común. 


Cuando se cree en algo, 
¡si estamos juntas... todo es posible!



Comentarios

  1. Bien que se nota que hacen un gran equipo, ¡excelente trabajo! Este post nos invita a reflexionar, a ser más comprensivos, respetuosos y a tener empatía entre las mismas mujeres. ¡Bravo!

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    1. Ése es el concepto, guapa! 😉 Comprendernos y respetarnos, que aunque cada una tenga sus ideas sepamos entender sus propias razones, ponernos en su lugar y apoyarnos entre nosotras. Las mujeres somos poderosas y más unidas! 😄

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    2. Estoy completamente de acuerdo con lo que dices.... y como te escribí anteriormente, es un tema difícil que abordaste de forma muy bonita y sobre todo conciliadora. Un beso

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  2. De nuevo darte las gracias, Silvia, por dejarme colaborar en tu estupendo blog. La sororidad es un aspecto importantísimo que debemos cultivar y afianzar nosotras las mujeres. Olvidarnos de las posibles diferencias y centrarnos en tantas cosas que tenemos en común, para ayudarnos y colaborar, para entendernos... Yo creo que desde siempre las mujeres hemos sabido formar equipo frente a las adversidades 😉 Un abrazo, bonita!

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    1. Yo he formado equipo contigo en esta mini aventura y mira qué bien! De verdad, es tan fácil hacer colaboraciones con gente como tú. Gracias a ti, por tu interés y dedicación, y por hacernos pensar sobre un tema del día a día, muy nuestro, sobretodo como duces en el mundo de la maternidad, dónde no hay una única manera de ver y hacer las cosas, y debemos respetarnos y ayudarnos desde la empatía y entendimiento. Un besazo Pilar, gracias por todo!

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