Cuidado con perder el norte


Me da mucha pereza escribir sobre esto, pero he anulado el post programado por falta de tiempo y me apetece un post reflexivo, a raíz de una conversación este sábado pasado con otras mamis en la biblioteca del barrio. Tengo y no tengo ganas de hablaros de ello, pero va a ser que sí, necesito sacarlo. Así que, el post de hoy veréis que es poco trabajado, expresando tal cual lo que se me pasa por la cabeza, sin demasiadas correcciones.

Todos los extremos son malos, o eso dicen; yo también lo opino. He coincidido con dos mamás que llevan a sus peques al mismo colegio. Una escuela pública de estas punteras de hoy en día. Yo también trabajo en una escuela pública, pero puntera desde hace sólo dos años; la anterior nos gana en punterismo. 

El caso es que, hablando hablando, ha llegado por fin la pregunta clave, creo en este caso hecha con un poco de…, no maldad, pero sí entrando a jod… un poquito: ¿y cómo es que no llevas a tu hija a tu escuela? La pregunta ha venido después de que yo explicara todos los cambios metodológicos aplicados en la escuela donde trabajo, teniendo en cuenta que cinco minutos antes había nombrado la escuela dónde mi hija está cursando p3, una escuela más tradicional que la de ellas y que la mía; tampoco tradicional como las de antes, porque hoy en día no sobreviviría al panorama, o te reinventas o mueres.


Mi primera respuesta ha sido sincera pero no del todo: papá estudió en la escuela de la peque, va a comer a casa de los abuelos y por cercanía es genial y cuando voy a trabajar, me pilla de camino andando, la dejo y sigo mi ruta, hasta mi cole. Pero luego ha venido mi respuesta verdadera, la auténtica, la que me callo muchas veces, porque ahora está de moda lo nuevo, lo guay, lo lúdico, lo manipulativo, lo moderno (que en realidad de moderno poco, son pedagogías del año la pera), la libertad de escoger, el derecho a casi todo, las obligaciones al final de todo en letra pequeña, … Paro, que me enciendo. 

En definitiva, que he contestado la verdad más verdadera: estoy muy contenta de mi trabajo en mi escuela, de cómo estamos implementando estas nuevas metodologías, pero como con quienes lo empezamos a aplicar están en segundo de Primaria, y el proceso de lecto-escriptura se ha dilatado en el tiempo, y en este curso pueden haber niños que no lean del todo bien y considerarse normal … Como estos niños y niñas aún no han llegado al último ciclo de Educación Primaria, no tengo datos que evidencien resultados. No sé si entendéis mi postura.


Se escucha por algunos pasillos de algunas escuelas y entre los pasillos de tweets de maestros que el nivel de nuestros alumnos está bajando. También os digo que estos mensajes suelen venir de profes cerca de la jubilación que precisamente pueden comparar con niveles (¿qué niveles?) de antes, de antaño. Se refieren a aprendizajes básicos de mates y lengua, de las que se llamaban y todavía aún se llaman asignaturas instrumentales. 

Yo, que no soy hiperjóven ni estoy cerca ni mucho menos de la jubilación no os diré si el nivel ha bajado o no, me lo guardo, pero sí os digo que la falta de atención y mala educación ha crecido. Hablo siempre desde mi punto de vista, teniendo en cuenta mi experiencia. Antes podía costarte uno o dos grupos (yo tengo todo Infantil y toda Primaria, soy especialista de música), pero ahora la falta de concentración y el poco respeto hacia lo que se hace y hacia los compañeros se está generalizando.


Ojo estas metodologías tan abiertas que pueden confundir al alumnado y perder su objetivo, que es aprender. Es bueno guiar al alumno hacia sus intereses y necesidades, por supuesto, pero eso no debe confundirse con la falsa libertad. Yo llevo haciendo clases de música súper dinámicas desde hace más de 10 años, dónde siempre he respetado los gustos de los alumnos y su momento evolutivo, no tratando a todos por igual. Pero eso no quita que yo pierda mi objetivo pedagógico de las cosas, y se lo pasan pipa en mis clases normalmente, pero no perdamos el norte por favor; los límites son muy buenos, para todos, hasta para los adultos. Ahora que el niño decida qué quiere hacer, que el alumno confunde con decidir siempre qué puede hacer; últimamente me encuentro muchos alumnos que me dicen la frase: "no quiero hacerlo", ¿perdona?

Estoy mezclando ideas, lo sé. Estoy redactando un discurso un tanto desordenado. Intento recuperarlo con el ejemplo inicial. Me preguntaba una de esas madres de la biblioteca: ¿qué es mejor, que aprendan o que aprendan a hacer exámenes? ¿Es un pecado hacer exámenes ahora? ¿Qué pasa porque me enseñen uno por uno su piexa de flauta? ¡Les encanta ser escuchados! Es más, me lo piden. No le llames examen, ni prueba si te da repelús, ejercicio de flauta y escucha. En la vida, ¿nadie los va a valorar? ¿Quitamos examen de conducir? ¿Tú, como empresario no quisieras tener primero a prueba al empleado, valorar sus habilidades, capacidades para desarrollar el puesto que necesitas? Te evalúa hasta el peatón que te mira pasando en rojo con tu hijo en la mano. Ahora todo es jauja. Pues no, miren. La vida no es eso. Y quisiera decir tantas cosas acerca de este debate… pero me gustaría leer vuestras opiniones primero.

¡Un abrazo y mil gracias por estar ahí!


Comentarios

  1. Sin duda estás en lo cierto, Silvia. Es una pena decirlo, pero yo también lo observo cuando doy clases de Primaria en el colegio. Yo doy extraescolares de Francés y de Teatro y, sinceramente, es notable la falta de atención y de respeto (lo primero de todo entre ellos). Tengo que decir que en determinados grupos se manifiesta de forma devastadora, en muchas ocasiones imposibilitando la dinámica de clases cotidiana. Y es realmente frustrante cuando debes parar constantemente para llamar la atención por comportamientos muy poco adecuados (gritos, pataletas, insultos o palabrotas a compañeros) que incluso vienen de la mano del pasotismo y el no querer hacer... Afortunadamente, todavía hay alumnos que muestran auténtico interés y participan de forma activa. Muchas veces a ellos no les benefician esas constantes interrupciones...

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    1. Así es Pilar, desgraciadamente. Crecen las faltas de respeto entre ellos y las contestaciones al profesor, que está ahí para ayudarlos, guiarlos. Y el valor del esfuerzo se está perdiendo por segundos y esto es otro drama en el mundo educativo, y lo será en años futuros en otros ámbitos. Aún hay quienes no reparan en la educación y en la inversión en ella. Muchas gracias por compartir tu experiencia en tu comentario, un abrazo fuerte y ánimos!!

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