Una despedida a todo color



Últimamente, he dicho que Emocionarte tiene la suerte de tener su propia familia. Muchas veces me he despedido en los post dirigiéndome a vosotr@s como tal, porque es así cómo lo siento. Me acompañáis allí donde estoy y lo hacéis, como otras veces he dicho con una calidad digna de aplaudir. Vamos que, sois los "culpables" de enriquecer el blog, ya sea por aquí o por redes.

El post de hoy, el último de la temporada, ¡de la tercera temporada, que se dice pronto!, va dedicado por supuestísimo, a mi familia Emocionarte. Imaginemos que la fachada que habéis visto en la cabecera de la entrada de hoy pertenece a un edificio llamado Emocionarte, en vez de Hundertwasserhaus; por lo menos, es más fácil de pronunciar. Imaginemos además, que os invito a una fiesta, en ese edificio también, aunque no en época de Covid, en mi propia vivienda. Recibiríais una invitación del color de mi ventana, azul. Cuando escogí el piso, pedí sobre todo que fuera el del trozo de fachada azul. De día se funde con el cielo, y de noche brilla con el reflejo de la luna, mi gran musa. Es el color perfecto para una acuática como yo. 

A lo que íbamos. A la fiesta deberíais venir con un antifaz hecho por vosotros del color de vuestra ventana, ¿cuál sería? Me encantaría que me dejarais la respuesta en comentarios, a modo de despedida, ya que EmocionArte cierra hoy por vacaciones. Y lo que pasaría en esa fiesta sería maravilloso, estoy segura. Rodeada de buena gente, que admira el arte, que ama lo bello, lo esencial, lo invisible, lo auténtico.

Esta introducción me ha servido para presentaros el post artístico de hoy. No podía cerrar el chiringuito sin hacer una de esas entradas tan costosas, pero tan enriquecedoras, al menos para mí, y sé que para much@s de vosotr@s también. 




Hundertwasser, un artista peculiar

Hundertwasserhaus, un edificio singular que siempre me ha recordado, no sé exactamente por qué a la casita de chocolate de Hansel y Gretel. Su visita en Viena no me dejó indiferente, me llamó la atención después de admirar durante días, edificios más señoriales, más serios o por lo menos, más clásicos. De eso se quejaba el artista austríaco, pintor y arquitecto, o como él se autodenominaba: médico-arquitecto. Me explico. Friedensreich Hundertwasser (F.H, 1928-2000) significa “El Imperio de la Paz de las cien Aguas”; su nombre real era Friedrich Stowasser. Se cambió varias veces el nombre, porque decía que no veía el problema, que la gente te llama como tú le dices que te llamas, sin inconveniente alguno. 

Me voy del hilo. ¿Por qué médico? Y pregunta que tendría que haber hecho antes quizá, ¿por qué arquitecto después de tantos años pintando?

“La casa es como un sueño. Hasta ahora las casas eran justo lo contrario que los sueños, adoctrinadoras, dictadoras, opresivas”.

El pintor se entromete en asuntos de arquitectura. Defiende las construcciones creativas. Considera que los edificios de entonces, la mayoría eran racionales y criminales. Sí, sí, criminales, como leéis. Criminales, porque enferman a la gente. La seriedad en las fachadas, la producción en serie, hacen de la persona una esclava de los métodos racionales de construcción. F.H. defiende el hombre libre, que diseña su propia ropa, su propia vivienda, que es capaz de reclamar su epidermis arquitectónica.

“Ahora les toca a los artistas, porque los arquitectos han fracasado como profesión”.

Hago un inciso ahora, y es que Gaudí es importante en la obra de nuestro artista de hoy. Desde la muerte del catalán, los edificios modernos carecían de fachadas alegres. No me diréis que no os recuerda algo el edificio singular de hoy a la obra de Antoni Gaudí.

“Sí, por supuesto. Mi edificio tendrá algo de Gaudí”.


Las líneas curvas, la presencia de la naturaleza, los colores, …

“En cierto sentido, la mía es una arquitectura pintada. El yeso está compuesto de varios colores, cada piso es de un color diferente”.

Volviendo al punto anterior, F.H. fue un filósofo bucólico. Evitaba la teoría, prefería el mundo de los sentidos. Muy comprometido con el medio ambiente, rechazaba tanto líneas rectas, como autoritarismo. Hundertwasser creó la corriente “transautomatismo”, que centraba el surrealismo en la interpretación, por lo tanto totalmente subjetiva. En su época, como le ha sucedido a otros artistas, no fue mirado muy bien y fue tratado como un artista de “ideas locas”, y más en su Viena natal, dónde todo era tan clásico y recto. Ha sido luego, cuando su obra se ha ido considerando y valorando más. Por eso, respecto a su incursión en el mundo arquitectónico, dijo:

“Creo que la arquitectura fue siempre la meta, pintaba porque no se me permitía trabajar en arquitectura. Así que soñaba en pequeña escala lo que no me dejaban hacer a gran escala”.

Esto último, refiriéndose a las diversas maquetas que realizó. Al final, lo que F.H. hacía era, de estructuras estériles, sin carácter ni fuerza, las modificaba y embellecía.

“La casa es un paso adelante del progreso humano hacia la armonía con la naturaleza y la creatividad”.



Casa Hundertwasserhaus (1983-1985)

Y así hizo con la obra arquitectónica que nos atañe hoy, construida entre 1983 y 1985, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se trata de un bloque residencial municipal. Un pueblo vertical, mágico y fantasioso. Sólo puede admirarse desde el exterior, pues son viviendas sociales  habitadas actualmente. El complejo comprende: 52 viviendas, 4 locales de negocio, 16 terrazas privadas, 1 jardín de invierno, 3 azoteas comunitarias y 2 áreas de juego infantil. Un conjunto de viviendas que, como hemos dicho anteriormente, no se adapta a las normas y clichés convencionales de la arquitectura.

“La gente se queda delante de mi casa con la boca abierta y no pueden creer que un sueño sea realidad. Tienen que mirarla dos veces, porque eso es justamente lo que sueñan. Esta casa satisface las ansias profundas y reales de la gente”.

El pueblo vertical del que hablamos hoy en EmocionArte comprende viviendas coloreadas. Cada color es una unidad diferenciada. Uno está en la calle y puede señalar su piso ipso facto y decir “vivo en esa casa roja”. El color está dentro del propio material, así los agentes atmosféricos no pueden eliminar fácilmente el mismo. Como decíamos, esta importancia del color recuerda a Gaudí, así como el tejado abovedado, que nos hace pensar en la Casa Milà o la Pedrera; también las escaleras magníficas que llevan a la calle. Los apoyos angulares nos recuerdan también a otro proyecto de Antoni Gaudí, el Parque Güell. Siguiendo esta influencia, hay en la casa Hundertwasser un trabajo de mosaico con azulejos decorativos con cierto aire principesco.

Otra característica a destacar y que sigue la línea del arquitecto modernista es el rechazo por las líneas rectas; F.H. propone suelos ondulados, que recuerdan a la irregularidad del terreno boscoso. Se quiere imitar la fisonomía de un bosque, con sus desniveles, sus paredes irregulares, incrustraciones de motivos naturales en cerámica. Incluso en el interior, en las habitaciones crecen árboles, cuyas ramas asoman por las ventanas. ¿Cuál es la finalidad de plantar árboles dentro del edificio? Proporcionan sombra, son elementos decorativos, dan color, limpian el aire, … Además, sus terrazas ajardinadas parecen bosquecitos, los cuales recubren parte del edificio y le otorgan un colorido natural, que varía según la estación del año. Como veis, el mensaje ecologista está presente en toda la obra de F.H.


Funcionalidad y motivación

Cabe destacar también los tamaños de las ventanas, hay 13 diferentes. Se trata de adaptar los objetos a su propia funcionalidad. A diferencia de lo que se suele hacer en edificios que se construyen bajo normas convencionales, donde todas las ventanas son iguales, aquí F.H. dice que las ventanas de las plantas bajas con patios sin apenas luz, tienen que ser más grandes, y en la parte más alta del edificio, que de por sí ya entra mucha luz, por estar más cerca del cielo y no tener casas vecinas que les den sombra, las ventanas deben ser más pequeñas.

Y con este tipo de medidas, F.H. está solventando otro problema: la motivación de las personas que trabajan en la construcción de la obra. Es aburrido cuando todo viene dado de serie y todo es igual. Aquí en cambio, se mezclan colores, hay variaciones, formas torcidas. De esta manera, se implican más en el edificio. Este hecho me recuerda un poco a cuando en la escuela hablamos de aprendizaje significativo en los alumnos.

No todo es perfecto

Pero no todo es tan ideal. Con el tiempo se ha visto, que este diseño no está exento de problemas. Se ha podido comprobar como las tejas se reemblandecían, o como los arbustos existentes han ido dañando las baldosas y otros materiales, debido a las raíces.

Hay mucho más que contar, pero se me haría muy largo este post. Antes de acabar, me gustaría compartir con vosotros una penúltima cita del artista de hoy que me ha llamado la atención, en la que compara su trayectoria profesional y vital con una cúpula:

“Se empieza la cúpula por diferentes partes y ahora he llegado al punto en que todas se juntan. Empecé como marinero, empecé como arquitecto, empecé como ecologista, empecé como pintor, diseñador de sellos, (…) Y todas estas actividades ahora se acercan y se unen en un punto que me hace feliz y que justifica mis actividades. Sé que todas las cosas que he hecho conducen a una misma meta”.


Hasta pronto, espero

Y aquí acaba una tercera temporada en EmocionArte, que se dice pronto. No ha sido fácil. Esta vez me atrevería a decir, nada nada fácil. Las emociones negativas, por causas que todos conocemos (confinamiento) no han ayudado a que me sintiera del todo libre a la hora de escribir y eso quieras que no, acaba haciendo mella. Aún así, finalmente me vi con fuerzas para continuar, y de ese estado anímico salieron nuevos poemas de los que me siento muy orgullosa. Muchísimas gracias a todos por haber estado ahí. Un placer, como siempre, disfrutar de vuestros comentarios y sobre todo, vuestro apoyo incondicional.

Quisiera cerrar la temporada en el blog con una respuesta que dio nuestro artista de hoy a la pregunta: ¿Cómo cree que debería ser el arte que le suceda?

“Las artes deberían ser positivas, libres, románticas, bellas; algo como una joya de la que no se puede prescindir”.

Y eso me encantaría que fuera Emocionarte para vosotros. Aunque mientras sea vuestro rincón de luz, ya me conformo. Una luz, que como los colores y formas en el edificio singular de hoy, invitan a soñar que aún es posible cambiar el mundo.

Hasta pronto, mentes inquietas. 

¡Un fuerte abrazo, familia!








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